Una semana después de haber ganado la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016, Mónica Puig arribó a Puerto Rico donde fue recibida por centenares de personas que celebraron la llegada de la primera mujer de ese país que obtuvo una presea olímpica.
La joven tenista de 22 años y profesional desde el año 2010, derrotó en la final a la alemana Angelique Kerber (Nº 2 del mundo), consiguiendo así el que hasta el momento es su máximo logro deportivo. Puig lució la medalla dorada colgada en su cuello desde el instante en que se bajó del avión, que había partido desde Miami.
Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico, fue el encargado de recibirla y quien pronunció algunas palabras ante la prensa a modo de presentación para la nueva figura del deporte boricua. “El día 13 de agosto de 2016… va a pasar a la historia”, sentenció el jerarca.
Posteriormente Puig, con una sonrisa permanente, comentó sus sensaciones de antes, durante y después del encuentro ante Kerber. Dijo que antes de las semifinales y la final “me arrodillé en el vestuario para rezar… pedí paciencia, paz interior, confianza y coraje para salir a la cancha y utilizar el talento que él me dio de la mejor forma posible”, “fue definitivamente la mejor noche de mi vida”, “lo único que puedo recordar es que empecé a llorar, llorar y llorar”.
Teniendo presente que buena parte del público se había puesto de su lado en la final, la boricua dijo “quiero dale las gracias a Puerto Rico y a toda Latinoamérica por el apoyo que me han dado”. Solo el tiempo podrá decir hasta dónde llegará Mónica Puig como tenista profesional, lo que sí es seguro es que jamás olvidará su pasaje por Río 2016.
Fotografía: Internet. Mónica Puig saluda al público que la fue a recibir en su visita a Puerto Rico.
